La Argentina, con altos niveles de consumo de alcohol y cocaína

Un informe de la Cicad-OEA determinó que nuestro país tiene una demanda local de sustancias ilegales y bebidas alcohólicas proporcionalmente similar a la registrada en los EE.UU. El escenario local de uso de sustancias psicoactivas, legales o prohibidas, expuso una importante curva de crecimiento en los últimos quince años. Esa realidad quedó exhibida en sucesivas […]

Un informe de la Cicad-OEA determinó que nuestro país tiene una demanda local de sustancias ilegales y bebidas alcohólicas proporcionalmente similar a la registrada en los EE.UU.

El escenario local de uso de sustancias psicoactivas, legales o prohibidas, expuso una importante curva de crecimiento en los últimos quince años. Esa realidad quedó exhibida en sucesivas encuestas realizadas por la Sedronar entre la población general y en grupos focalizados, como los de estudiantes de nivel medio. La certeza de esos datos no alcanzaba, de todas maneras, para tener una verdadera dimensión de la situación en el país. La comparación estadística con los países de toda América aporta una variable hasta ahora desconocida: la Argentina tiene el mayor nivel proporcional de ingesta alcohólica en la región y se posiciona casi junto a EE.UU. en los índices más altos de consumo de cocaína, según un relevamiento de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

La fotografía local, extraída del sondeo nacional 2017 sobre habitantes de entre 16 y 65 años, dejó en claro que en los últimos quince años la Argentina se movió a contramano del continente. El 52,9% bebió alcohol durante el mes anterior a la consulta. Solo Uruguay y Estados Unidos cruzaron también la línea del 50%. La situación es peor aún entre los adolescentes en general y los jóvenes escolarizados, franja en la que los argentinos traspasan el 50% de consumo de alcohol y superan por más de 10 puntos porcentuales a todos los alumnos de los restantes países americanos.

La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad) presentó en Buenos Aires el «Informe sobre consumo de drogas en las Américas 2019». Para nuestro país no fue buena la comparación con el resto de los Estados americanos. Los niveles de consumo de alcohol avanzan aquí por senderos diferentes a lo que sucede entre los vecinos cercanos y lejanos. Ese documento del organismo de la OEA marcó que la Argentina es una de las pocas naciones de la región en las que las bebidas alcohólicas no retroceden. El avance constante del consumo local llevó a que nuestro país apareciese en el nivel más alto de uso de bebidas alcohólicas. Eso se dio en todos los niveles analizados, tanto en la población general, entre los 16 y 65 años, como en segmentos de estudiantes de nivel medio. Los argentinos se mantienen como los principales consumidores de alcohol del primero al último año del nivel secundario.

Los datos utilizados para la comparación internacional fueron presentados por nuestro país en 2017, por lo que se apoyan en los datos obtenidos entre 2015 y 2016. Para los funcionarios de la Sedronar, en los próximos informes podría notarse un cambio a partir del trabajo de prevención efectuado en colegios, gremios y municipios.

También la irrupción del narcotráfico en la agenda pública puede tener una explicación en la expansión local del consumo de drogas ilegales. Si se toma en cuenta la población general, el mercado de cocaína argentino es proporcionalmente similar al norteamericano.

Es conocido que la población argentina tiene una dimensión ocho veces inferior a la de los Estados Unidos, por lo que será allá muy superior el volumen del mercado ilegal de drogas. De todas maneras, la proporción de consumidores es similar: se registró un 1,9% de personas que inhalaron cocaína en el último año en los Estados Unidos y 1,6% en la Argentina, porcentaje alcanzado también por Uruguay. Muy diferente es el caso de otros países de la región, que no superan el 0,5% de consumidores de cocaína, como es la situación notificada por Brasil.

El hecho de que la demanda local de drogas tenga proporciones parecidas al que se suponía el «gran mercado del Norte» es una de las posibles razones del traspaso, visible en el campo policial, de delincuentes comunes hacia el narcomenudeo. Para Adam Namm, el secretario ejecutivo de la Cicad, «las drogas se expanden como mancha venenosa» por el cambio de táctica de los traficantes, que pagan en mercancía por el traslado, acopio o seguridad de sus embarques, situación que coloca más sustancias en las calles locales.

Solo en el caso de la marihuana, la droga ilegal más consumida en nuestro país y en la región, la Argentina no aparece en los primeros lugares de consumo. Sin embargo, también frente a esa droga se evidenció un ascenso importante en el porcentaje de quienes fumaron cigarros armados con cannabis. «En la Argentina se observó un leve cambio del consumo al inicio de la serie, con 3,7% en 2008 y 3,2% en 2010; sin embargo, hacia 2017 la prevalencia del último año de consumo de marihuana registró 7,8%. El cambio se observó tanto en hombres como en mujeres», se consignó en el documento de la Cicad-OEA, que esta vez desarrolló su reunión anual en el Palacio San Martín.

«La percepción del riesgo, ya sea para la salud de una persona o en general, se considera un factor importante en la decisión de consumir drogas. Los datos han demostrado que a medida que disminuye la percepción del riesgo, el uso de drogas tiende a aumentar. En la mayoría de los países donde el 20% o menos de los estudiantes de enseñanza secundaria percibieron el uso ocasional de cannabis como riesgoso, la prevalencia de consumo en el último año superó el 15%. Por lo tanto, los países que observan una disminución en la percepción del riesgo a lo largo del tiempo deben estar alertas ante posibles aumentos en el consumo de cannabis en el futuro», se definió en el documento hemisférico usado como sustento para analizar los nuevos escenarios de la demanda de drogas.

El alcohol fue uno de los ejes tomados en cuenta. La situación argentina muestra en ese rubro retrocesos importantes durante los últimos años del kirchnerismo. La Sedronar busca hoy emitir un mensaje diferente sobre los problemas ocasionados por el consumo de alcohol, especialmente por el abuso de esa sustancia psicoactiva. Se desarrollan trabajos especiales con escuelas, municipios y gremios para revertir el ciclo de aumento de consumo, un ascenso que, sobre todo entre estudiantes, se mueve en sentido diferente al resto de la región.

Se determinó que poco más de la mitad de los alumnos argentinos de nivel medio consumen alcohol. En los restantes países americanos no se alcanzó el 40%. Los norteamericanos no llegaron, siquiera, a cruzar el 20%. Mientras aquí el alcohol es tomado como una posible diversión, en los Estados Unidos se logró bajar 20 puntos porcentuales entre 1991 y 2015. En Perú se bajó el consumo de alcohol juvenil de 27,4% a 8% entre 2015 y 2017. Si se compara la franja etaria de 12 a 17 años, sin tomarse en cuenta la escolaridad, se visualiza aún más la diferencia. En ese caso, la Argentina tiene al 34% de los adolescentes como consumidores de alcohol, mientras que en los Estados Unidos no se alcanza al 10%.

Preocupación en la Academia de Medicina

  • La Academia Nacional de Medicina expresó su «preocupación por la problemática del alcoholismo en niños y adolescentes». Se advirtió en los últimos siete años un crecimiento de 50% en el consumo de alcohol entre menores de 14 años, situación que llevó a los académicos a exponer la posición institucional mediante un documento en el que se solicita «el cumplimiento de las leyes vigentes relacionadas con la venta y consumo de bebidas alcohólicas (prohibición de venta a menores, control de horarios); la prohibición de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de bebidas alcohólicas».
  • La Academia de Medicina pidió tomar en cuenta el daño que produce el alcohol en los jóvenes (comportamientos riesgosos que pueden derivar en accidentes o abusos sexuales). «La ingesta de alcohol habitual puede predisponer al consumo de otras drogas», se dijo.

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