La artista francesa de 87 años premiada y reconocida internacionalmente por sus esculturas en acrílicos, trabaja en su taller de 200 metros cuadrados en Soissons, una comuna del departamento de Aisne, a 100 kilómetros de Paris.
Allí pasa sus días creando y dando forma con su manos, a este virtuoso material plástico que se ha convertido en su mayor expresión artística.
Rozanés hace que sus resinas sintéticas pasen de líquido a sólido. Mezcla, dimensiona, yuxtapone formas y colores, asocia lo opaco con la transparencia, lo liso y lo rugoso, el vacío y la plenitud, la sombra y la luz. Trabaja para producir figuras geométricas , descomunales, cada vez de mayor impacto y tamaño.
Monique es una mujer menuda y con una vitalidad que sorprende, nació en 1936 en Burdeos y vivió muchos años en la Argentina, cuando se enamoró del artista, Leopoldo Torres Agüero. De su época por estas tierras le quedó un español bastante afrancesado y con algunas dificultades en el uso de los pronombres personales que le dan un toque de gracia. Creadora de una técnica única que le permitió sacar provecho de un material contemporáneo como el acrílico; superponiendo capa tras capa y con un método de fusión especial, más un pulido que le da un acabado cristalino. Una artista prolífica y versátil, que sabe trabajar en distintos soportes aunque se define como escultura. Durante la charla se manifestó preocupada por la situación económica argentina y en particular por la situación de los artistas plásticos de nuestro país y el circuito del arte en general. Desde su lugar, el taller en Soissons, les abre las puertas a distintos artistas locales para que puedan exponer sus obras y así ayudarlos en el proceso de difundir sus creaciones.
¿Cómo empezó su relación con el arte?
A los 10 años mi padre me compró acuarelas y óleos para pintar, y arranque, tomaba cursos, y pintaba a los impresionistas. Siempre estuve vinculada al arte desde niña. Luego empecé a estudiar en la Escuela Nacional Superior de Arte Decorativo de París, era una escuela muy libre para crear. A los 20 años me casé con un compañero de la escuela, yo era muy joven.
Pero dentro del arte comenzó mi inquietud con los plásticos, en 1955, estudié el poliéster y sus compuestos. En los años 60′ estudié e investigué sobre estos materiales, trabajaba con resina, usaba el fuego y la llama para fundir. A diferencia de los escultores y artistas tradicionales que tallan una piedra, yo produzco mi propio bloque y creo mi piedra, trabajo desde el interior hacia el exterior. En el año 66 gane gane un premio a la nueva materia, por la técnica que utilizaba el material. Pero todos los años exponía en Paris pero no se vendía mucho era un poco difícil.
-¿Y cuándo decide venir a la Argentina?
En 1980 gané el gran premio de Escultura en la Bienal Internacional de Alejandría , en Egipto galardón que compartí junto al artista italiano Pomodoro. Luego me separé, y al tiempo empiezo una relación con Leopoldo Torres Agüero. En 1981 me casé con Torres Agüero, y justo el tenía una exposición en Buenos Aires en el museo Sivorí y yo le dije a Leopoldo de quedarnos un tiempo allí porque en Francia todo era mas difícil, tenia mi taller pero mis obras no se vendían tanto y no me alcanzaba para sustentarme. Entonces decidimos quedarnos en Buenos Aires, que era todo más fácil en ese momento. Tanto es así que en el año 1988 me dieron el primer premio Salón Nacional en Argentina.
¿Cómo fue su vínculo con Torres Agüero, cree que se vió influenciada por su obra?
Fue una gran pareja para mí , fue un hombre fantástico nunca tuve ningún problema ni desencuentro con él. Creo que sí que él me influenció bastante en mi trabajo. Por suerte a los dos años de su fallecimiento, su cuadros, sus fotos, fueron recuperadas por una fundación norteamericana que adquirió gran parte de su obra.
-¿A propósito de la obra de Torres Agüero, cual es la situación actual de la Fundación Torres Agüero Rozanés que usted creó en 2002?
Cuando dejé buenos aires hace cinco años, a los pocos meses el director de la fundación falleció, y la fundación cerró no sé que pasó con las obras creó que las deben tener su familia. Es muy difícil gestionar a la distancia, si uno no esta presente todo muere un poco todos los días.
-Una de las funciones de la Fundación Torres Agüero Rozanés además de difundir su obra era de realizar exposiciones conjuntas y la de promover jóvenes talentos.
Si, me preocupa la situación de los artistas, yo tengo un grupo en Francia que se llama «Los amigos de Monique Rozanés» donde invito a distintos artistas a exponer sus obras en mi taller para que puedan dar visibilidad a sus producciones.
Para conocer mas de la obra de Monique Rozanés pueden visitar su sitio: https://rozanesmonique.com/