Ahorro, una elección

Alejandro De Guevara destaca las características esenciales de una de las actividades económicas con más historia: el ahorro. La situación del país, su desarrollo histórico y la importancia de este «sacrificio» con vistas a futuro.

El 31 de octubre se celebró el Día Nacional del Ahorro en conmemoración a la Caja de Ahorro Postal creada en 1915. Hoy, más de cien años después, seguimos destacando la importancia de encontrar estrategias de ahorro que se amolden a todas las necesidades. Por Alejandro De Guevara (*).

Comienzo estas líneas con desarrollando una noción de qué es el ahorro.  Una reserva económica y financiera para afrontar gastos imprevistos o una futura inversión.  Separando esta última oración por un lado tengo gastos imprevistos, inversión para otro; pues entonces dos claros objetivos.

Hay que entender al ahorro como una forma de vida, una cultura de la previsión.  Implícito dentro del mismo concepto surge la idea de sacrificio.  Con éste concepto me refiero a que cada persona siempre tiene la elección de ahorrar; y es esa porción que destina como resguardo el sacrificio de no poder utilizar con suficiente libertad la totalidad de sus ingresos.

Uno de los pilares del ahorro es generar una capacidad de ingreso adicional a través de distintos tipos de inversión.  Las más tradicionales en Argentina han sido plazo fijo y el llamado “ladrillo”, la construcción.  Ahora por tratar de conseguir aquel ingreso independiente y futuro, en el hoy me achico en mi libertad para usar mi dinero.  Entre los entendidos en la materia, lo primero que se sugiere es que se destine el 10% de los ingresos fijos al ahorro.  Otros agregan también una segunda cuota de entre 5-10% para la inversión.  O sea que si realizo esto, entre un 10 y un 20% de mis ingresos fijos no los tendré en lo inmediato, pero sí a disposición para un beneficio futuro.  En mi opinión, aquellas personas que cuenten con ingresos extraordinarios y no habituales, deben de guardar como base de refuerzo del ahorro como mínimo el 70% de ellos.  Aquí es donde se visualiza el sacrificio, ejemplifico si cobro 20.000 pesos, debo contar como que en realidad me ingresan 18.000, y esos dos mil van a la base de ahorro.  Ahora en un contexto inflacionario, ese ahorro en gran parte debe destinarse en acciones de inversión a fin de preservar el poder de compra.  Una acción sería no guardar el dinero en el colchón y colocarlo en un banco a tipo de plazo fijo.  Bien, en mi situación, doy muestra de lo que menciono ya que el llamado medio aguinaldo es un sacrificio que realizo al no gastarlo en lo cotidiano y lo destino ahorrando para el beneficio futuro de poder tomar vacaciones.

Formas de ahorro, pueden materializar de varias maneras; la más simple utilizar la información que proporciona la web y el boca en boca, a fin de elegir dónde comprar con calidad y a un método más barato.  El tipo de gasto que cada uno de nosotros tenemos nos define en el ahorro que podemos lograr.  Conocer cómo se me va la plata y priorizar gastos, es otra forma.  Que quiero decir con esta última frase, a mi no me sirve salir a comprar por ejemplo al Mercado Central un cajón de tomates (aprox 20 kg), cuando en casa no se consumirá esa cantidad en 10 días.  Entonces eso que pareció generar un ahorro, concluyó terminando algunos kilos que no se pudo utilizar.  También saber qué es lo qué necesito, y no caer en el engaño publicitario de promociones, como por ejemplo el segundo al 30%.  Preguntarme si efectivamente requiero dos unidades de ese producto.  Esto generalmente lo realizan grandes cadenas para movilizar su stock, ya que para ellos no es lo mismo un 15% sobre el producto, que un 30% sobre la segunda unidad.

Otra forma es la compra comunitaria y de proximidad.  Hace como 20 años escuchaba a una Sra. Lita de Lazzari con un lema que decía algo así “camine la calle”.  Con esto aparece la noción de costo beneficio, el tiempo que me lleve recorrer (presencia o virtual) para encontrar el mejor precio, debe ser económica inferior al ahorro que obtendré.

No caer en la ilusión de las cuotas cuando ellas tienen recargo financiero, ya que ese último que debo pagar es un sobreesfuerzo que luego no puedo replicarlo en ahorro.

Hubo un contexto de país, hace unos 7-10 años en los cuáles tomar un plan de ahorro automotor era el medio más fácil para adquirir un automóvil, no requería demasiados requisitos y la cuota permaneció bastante constante.  En esta actualidad, llevado al año 7-8 que dura un plan, es mejor ahorro comprar un auto a través de crédito bancario.  Los primeros años son más caros de afrontar, pero generalmente el recargo es fijo; por lo que los últimos serán más baratos que la cuota actualizada de un plan.  Así se genera otro excedente que puede reutilizarse en ahorro.

Y para cerrar estas líneas, desde mi humilde consejo, todas las personas deben ahorrar; y para ello les propongo seguir mi técnica.  En el momento del mes que mayores ingresos se obtengan, ahí se retira el 10% y me “olvido” de que existen.  Ese es el sacrificio que les propongo para el bien futuro de que puedan afrontar situaciones complicadas sin endeudarse, o bien que persigan una autonomía financiera a través del trabajo de sus ahorros.

(*) Alejandro es Contador Público Nacional y capacitador en educación financiera de IADEPP certificado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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